La primera vez que me rompieron el corazón fue en la universidad.
Nada me animaba, ni hablar con mis amigas o buscar alguna distracción. Por dentro me sentía vacía y perdida. El mundo no tenía sabor ni olor. Parecía que nadie lograba comprender mi sentir. Esa sensación de desamparo fue la que me hizo agendar una sesión con la psicóloga del campus universitario.
Era mi primera vez en tratar terapia, así que llegué nerviosa, con el corazón en una mano y cargando tristeza y melancolía en la otra. Para mí, mi mundo en ese momento se me había desmoronado. Y ahí, con ese dolor agudo, comenzó el primer paso hacia la reconciliación conmigo misma y el autoconocimiento.
En esa oficina, la terapeuta me dio el espacio y la oportunidad de hablar sobre lo que me había pasado sin sentirme juzgada. De esa primera sesión salí aún con dolor, como de esas veces que te lavan y curan la herida y aún te duele, pero sabes que va a sanar. Lo que siguió después fue encontrar de nuevo una estructura en mi vida.
Así funciona la psicoterapia, es un proceso de sanación que ocurre entre dos; entre el terapeuta y el paciente o cliente (vivo en Canadá y el término cliente es más común por acá, así que este término es el que utilizo, y de esa diferencia de términos hablaré más adelante) .
¿Te han roto el corazón? ¿Has ido alguna vez a terapia? Me encantará leer tu experiencia o comentarios. Este es tu espacio.
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